lunes, 24 de marzo de 2014

COMO QUIEN DETUVO EL TIEMPO

UN PATIO EN LA DEHESA

Que la vida iba en serio / uno empieza a comprenderlo más tarde.
(J. Gil de Biedma)




Has vuelto a visitar el patio de la dehesa
(tu infancia son recuerdos de un patio de vecinos),
intuiste un hueco en el viejo muro y, de golpe,
te visten pantalón corto y recto flequillo
y viste el cartel de limitada bienvenida:

               EN ESTE PARAÍSO
               EL COLESTEROL
               ESTÁ MAL VISTO.

Quizá por eso siempre jugaste de portero,
el papelón que honra a los niños gorditos

en el fútbol de barrio.
Nadie te enseñó el Libro
de Instrucciones: No leer, no sufrir, no escribir…
¿Qué más?
                       Chocolate caliente con churros fritos,
primera comunión 
y uniforme marino,
la foto escolar con mapamundi en blanco y negro,
letanía de cabos, golfos, montes y ríos,
maestros de mano larga, los domingos al cine,
biografías de mártires, himnos y catecismos.

Francamente, (discúlpame el juego de palabras)
no aparentas sentir nostalgia de aquel niño.
Cumplir años después
te otorgó un dulce exilio:
felizmente encontraste la serpiente y la fruta.
Comiste. Has amado, has pecado, has vivido.

Vuelvo a ver a menudo el patio en la dehesa.


Desde hace algún tiempo, lo encuentro siempre vacío.