La insolidaridad es el auténtico pecado original humano. El racismo es la culminación de todas las deudas sin saldar desde nuestros ancestros. Todos los exiliados son el mismo exiliado con distinta cara.
Hace tiempo escribí un poema en una celebración del éxodo de judíos españoles en el XIV. En recuerdo de todos. Con la nostalgia de la inocencia perdida. Las nuevas caras, sean ya de la religión que sean, del siglo que sean.., no hacen sino resucitarlos. El cuadro es de Chagal, tan hermoso y misterioso como toda su obra.
CORAZÓN EXILIADO
A los
muertos y heridos de la Intifada, a los kurdos, a todos aquellos que
luchan contra la opresión en cualquier parte del mundo, y que se levantan no
sólo para ser tenidos en cuenta, sino para ser fusilados.
No todos los cuentos
tienen
Ingenuo final feliz.
Quizá podamos decir
Algo así como:
“Una
vez
Hubo un próspero reino
Cuya reina erais
vos”...
Allí brilló una ciudad,
En ella hubo una aljama
De laberínticas calles.
Allí nacían, amaban
Y morían vuestras
gentes
Aun antes de nacer yo.
Cobijado en sus
paredes,
Mi cuerpo fue la morada
Que habitó mi corazón.
Y en mi corazón latían
En una rueda infinita
Vuestro reino, mi
ciudad,
La aljama, la morada
mi cuerpo, mi…
¿Qué
ganáis
Expulsando un corazón
Donde vos misma
habitáis?
¿Y qué sirenas cantaron
Impuras, hasta
clavarnos
Las garras de Sefarad?
Las garras de Sefarad?
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