sábado, 10 de mayo de 2014

INTUICIÓN DE CAÍN

EPÍSTOLA INMORAL APÓCRIFA



                               Dirás: "Lo que desprecio he conseguido”
                                   (A. Fernández de Andrada)

No pasa el tiempo en vano, bien lo sabes.
Ya no quieres romper ningún esquema,
Te empuja la corriente. Pues bien, rema,
No esperes gobernar las nuevas naves

Y no fuerces la puerta si no hay llaves.
No hallarás cetro, corona o diadema;
Evita el fuego porque aún quema,
Igual que están volando aún las aves.

La batalla ya no es tuya ni puede
Quedar nada valioso en los rincones
De la trinchera en que fuiste ofendido.

No te engañes, te hicieron daño adrede.
No pidieron perdón, no los perdones.
Insúltalos y otórgate el olvido.






LEON TROTSKY ESPERA A SU ASESINO EN MEXICO

Me veo obligado a escribir estas líneas en la emigración […], mientras mis mejores amigos, que lucharon apasionadamente por ver implantada la república de los soviets, pueblan sus cárceles y sus estepas, presos unos y otros deportados.
                               León Trotsky. Mi vida.

Pocas cosas son seguras;
Sólo los tiranos pueden
Alardear de certezas.
Hoy ha amanecido en México.
Y, estoy seguro, mañana
Habrá amanecido en México.

Mas no puedo dar por hecho
Que estos, mis ojos miopes
No miran su última aurora:
Sólo hace falta un instante
Para morir. Hoy lo sé
Y también sé con certeza
Que moriré pronto en México.

Y si algo me fuera dado,
Tras haber sobrevivido
Muchas, demasiadas veces,
Deseo ver sus pupilas
Por saber, aun cuando sea
Solo un segundo en mi vida
Si existe alguna señal
En los ojos de Caín…
O si, tal como sospecho,
La mirada de Caín
Habita en todos los ojos
De cada hombre del mundo.



SURCOS IMPRESOS


El patriotismo es el último refugio de los canallas.
                                               Samuel Johnson


  A veces resurgen tiempos heroicos,
Largas columnas de hormigas soldado,
Profetas, líderes, agitadores,
Propagandistas de honores y patrias…

Los himnos suenan siempre parecidos
Entre uniformes, desfiles y vítores.
  Una bandera ennoblece una ruina
O colorea un bosque calcinado;
Y a su sombra, zumbidos, fogonazos,
Edificios sin alma, chozas ciegas,
Yelmos rotos y caballos de Troya,
Largos páramos… Y la sed, y el miedo…

  La gloria es así, lujo y sufrimiento,
Clarines y lenguas encadenadas,
Y gurús de la eugenesia al acecho

Y unos niños marcados en su cuna:
A esa edad empezaron a morir.

  Quedan surcos imborrables, impresos
sobre la tierra yerma de su rostro.
Sabemos que así se escribe la historia.

  Algunos han soñado un paraíso.
Que los dioses los maldigan por siempre.






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