lunes, 23 de marzo de 2015

ALFONSA DE LA TORRE

MUJERES POETAS

En los manuales de literatura hay nombres indiscutibles, a quienes dedican páginas enteras. Luego siguen los que son citados más discretamente (a veces solo el nombre), como esos equipos de fútbol que nunca ganan campeonatos, pero rellenan nóminas. Rosales, Brines, Prados... a quien con tanto gusto releo. O Félix Grande, que me consoló desde sus versos cuando murió mi hermano con 30 años.
Finalmente, están los otros, los que tuvieron la mala suerte de no escribir en el momento adecuado versos que en otra época (o con otra firma o, lo que es peor, con otro sexo) hubieran sido celebrados con laureles y reconocimientos a gran escala. Los gustos aquí difieren, claro está. Y una evidencia: los grandes honores poéticos parecen negarse a las mujeres. En primera fila, en manuales al uso, Rosalía y alguna hispanoamericana -Mistral, Storni, Loynaz... Pero a mí Carmen Conde me atrapó con unas obras completas casi regaladas en El Corte Inglés. Después, como de casualidad me topé con Alfonsa...
Curiosamente, en nuestra Segovia, quizá la figura nativa más personal de la poesía del siglo XX es una cuellarana ignorada. Bienvenidos sea los esfuerzos por recuperar su magia. El poema que incluyo lo escribí para una antología que desea reunir el Ayuntamiento de Cuéllar en honor de su paisana más ilustre, Alfonsa de la Torre. Hay que leerla -a ella, no a mi poesía-, merece la pena.

UNA ALONDRA EN LOS PINARES DE ALFONSA

Y Dios me repetía
 que ese nombre era el mío, 
que me llamaba alondra 
pero yo bien sabía que me llamaba Alfonsa.   
             
                             (Alfonsa de la Torre)



Una mirada se alza
Y atrapa el aire:
Son dos ojos por donde escapa el alma.

Al fondo se divisa una torre sobre el azul,
Y atruena el mar de pinos al alba,
Sobre el castillo, sobre la colina de blanca arena.
Como un mar sin olas rodeando la casa abandonada,
Como una balsa sobre los pinares ebrios de ámbar.

¡Qué brisa de resina, de horizonte, de arcilla,
De torres hundidas en la altura,
De brotes de hierba y de agua!

Y todas las torres se escriben con a,
Con a de altura y arcilla,
Con a de arena arrinconada y de ámbar,
Con a de aire azul y de agua,
Con la a rodeando a AlfonsA
En la ingravidez de su alma
De alondra
Que se alza.


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