CERVANTES CONTEMPLA EL MEDITERRÁNEO
Esta tarde cae el cielo por la frente y yo
no tengo ganas de nacer de nuevo.
Tal vez ni siquiera echo en falta
haber nacido junto a mi soledad,
ahora o en otro tiempo,
aquí o en otro lugar…
He aquí las llamas de la caverna
primera, que se enrosca
en la última primavera.
¿Y vos os decís mi señor?
No conozco más señor que el dolor.
Que yo nací sin honor,
que ya no quiero ser vuestro escudero.
Tal vez en el útero remoto…
Mi primer nido, oculta entre mis sueños,
nació esa raíz que me roba el agua.
Se agotó el oxígeno del que se nutría el
fuego,
mi propia necesidad de sobrevivir en el
infierno.
Y yo si soy un pez
y vos doña primavera,
Sacadme de una vez
De aquesta oscura y fangosa pecera.
Sólo si hay vida hay muerte
y la muerte nació conmigo.
¿Es esto filosofía? ¿Un cáncer
entre el pulmón y la conciencia?
Enemigo agazapado, oculto en mis células
más delicadas…
Oh, sí, un lento desfallecimiento.
Déjese de Montesinos, que yo esperaba
veros en plena batalla cuando
entré al
fondo de la cava
y
os hallé felizmente roncando.
Y yo
no tengo ganas de heredar una conciencia,
no tengo ganas de vivir o morir.
Más bien sucede, a mi pesar
que la respiración o el pensamiento
me duelen en cada instante.
Así pues, mi señor,
Lo tengo decidido.
Lucíos vos en el palco de honor,
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