lunes, 19 de marzo de 2012

CUATRO DESPEDIDAS. (Bhutto, Gadafi, Rimbaud, Van Gogh)

1. BILAWAL BHUTTO CONTEMPLA EL CADÁVER DE SU MADRE

     El joven Bhutto apareció en las portadads de los periódicos, el día después del asesinato de Benazir Bhutto, su madre. Esta expresidenta de Pakistán, había sifrido ya diversos atentados de distinto origen, desde la propia dictadura militar hasta los integristas islámicos. Regresó tras un largo exilio, para presentarse a unas elecciones presidenciales de las que iba a ser segura ganadora. Era consciente de que firmaba su sentencia de muerte.

Cualquiera que arranque la vida de una mujer arderá en las llamas del infierno.
   (Benazir Bhutto, dos meses antes de ser asesinada).

Diez y nueve años
Y una cara de estupor doloroso
En primera página
Bastan para descubrir
Que una madre no es sólo una madre,
Que, por muy lejos que se aleje un cuerpo,
Siempre lo hallará la muerte, aunque se oculte
Tras el rostro más radiante de Asia
Y que un solo cuerpo no basta
-Demasiado frágil- para contener
Unas manos demasiados codiciosas,
Un corazón demasiado impetuoso
Y unos ojos negros demasiado bellos
Si el único escudo contra la barbarie
Es una maldición lanzada al viento
Cualquiera que arranque la vida de una mujer
arderá en las llamas del infierno…

Pero él debe saber que a él
También le buscará la muerte:
Hasta la más pequeña piedra
Tiene oídos para el tirano.

Y no le hallarán escondido.
En último extremo, su estirpe
Pagará el tributo de sangre.

Nadie debería dejar
De ser joven
Tan pronto.
Diez y nueve años.

2. ELEGÍA.   Roma, 44 a. c.      Trípoli, 2011 d. c.            

  Los dos milenios que separan el linchamiento de Julio César en Roma y el de Gadafi en la ciudad de Sirte solo demuestras que la humanidad no sabido deshacerse de sus instintos más indignos. Por motivos simbólicos, he preferido sustituir el nombre de la ciudad de Sirte (donde había nacido y donde se refugió para morir) por el de Trípoli, la capital de Libia donde había ejercido la tiranía antes de ser asesinado.

    Con la esperanza de que las próximas generaciones nunca más vean que un ser humano, inocente o culpable, ha sido torturado o ejecutado con la excusa de la justicia.


“Oh, perdonadme, trozo de barro ensangrentado, que aparezca suave y humilde entre los carniceros”.
    W. Shakespeare:  Julio César.
¿No es triste ver, tendido en tu ventana
el cuerpo sangrante de tu sombra?
¿No es triste ver que la ira
en más ira se descarga?
Abres el armario y te dices:
"La muerte está en un cajón"
Y, en un rincón cercano, un ser extraño sonríe.

  ¿No es triste ver, reseca en la boca,
la saliva condenada al silencio?
Diez centinelas furiosos
han sellado lenguas y rocas
y te dicen, en secreto:
"Ahí están las metralletas";
Reconoces hambrientas balas y sientes miedo.

  ¿No es triste ver, cansado, en los gritos,
el sonido implacable del tiempo?
¿Ya no duele que otro cuerpo
se retuerza entre testigos?
Abres tu alma y de dices:
"Estoy atrapado",
y, detrás de las puertas, no esperan tus amigos.

  ¿No es triste manchar el horizonte
y dejar la juventud marcada?
Mientras, abren a golpes las casas
y te obligan a ver el cadáver
ultrajado por dagas y goma,
y la sombra señala tu pecho y tú callaste.




3. ARTHUR RIMBAUD ABANDONA LA POESÍA Y LA PATRIA
  (Elogio de la deserción)

No se extrañen si retiro mis manos:
La inmortalidad no vale una vida,
Ningún poema vale una vigilia
Y hace tiempo colgué el alma en la percha
De un barco ebrio. Solo la libertad
Me queda y mi única patria es mi cuerpo.

A fin de cuentas, es indiferente
Si dan su aprobación a cu condena
Esos mismos que, desde la atalaya,
Miran el horizonte sin ver nada.
Y aún más si en cualquier esquina acechan
Los que escriben en la nada o en el barro
Dispuestos a cobrar deudas morales.

Hay quien nunca deserta porque nunca
Movió el cuerpo o el alma. ¿Vivir es
Sentarse a esperar que las manzanas
Maduren por sí solas? ¿Y qué fueros
Me han sido otorgados? Yo abandoné techo,
Calor, horario, comida, compañía;
Busqué un hogar entre las alimañas,
Sentí la mordedura de los hongos
En la conciencia. Conquisté el derecho
A abandonar la ciénaga en que otros
Nunca entraron. No os echaré de menos. 
Es para mí un honor mostrar la espalda.




4. AUTORRETRATO DEL DOLOR (Van Gogh ante el espejo)

Un vagabundo cojo anda el camino.
Deja por huella una línea en zig-zag.
A su lado, el viento azota los trigos.

Manchadas de resina del pinar,
Junto a un recodo, entre la arena blanca,
Escondí la infancia y otros proyectos
Tras las ruinas de una casa quemada.

Recuerdo que unos ojos me miraban.

En el camino, quedaron los otros
Rostros queridos: perdí su mirada.

También estabas tú, a quien no conozco,
Con esas pupilas con que te siento
Desde mi más antigua soledad.

Después te vi con la oreja vendada,
Y desde entonces, te vi siempre igual:
Altivo, joven, sin nombre, en silencio.

Al final, abandonados y rotos,
Tropiezo con recuerdos imperfectos
Y tristes, tan tristes como tus ojos.

Al fondo del espejo vuelan cuervos.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  2. "No os echaré de menos. Es para mí un honor mostrar la espalda"
    Qué poderoso! Me encanta!

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